El Pacto de Milán y seis ejes para poner la alimentación saludable y sostenible en el centro

El Pacto de Milán y los seis ejes de Espigoladors para poner la alimentación saludable y sostenible en el centro

En el marco de la Capitalidad de la Alimentación Sostenible, Barcelona acogió, el pasado octubre, el 7º Foro Global del Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán: un espacio de encuentro y reflexión conjunta sobre la relación entre el sistema agroalimentario, la alimentación urbana y la emergencia climática. Repasamos los puntos clave del Pacto y cómo las acciones que impulsamos desde Espigoladors se encuentran alineadas con éste.

En 2015 se aprobó el Pacto de Milán, que hasta la fecha han firmado 210 ciudades de todo el mundo, entre ellas Barcelona y el Prat de Llobregat. Éste es un documento que quiere promover el compromiso de las Administraciones de avanzar hacia sistemas alimentarios sostenibles, resilientes e inclusivos, que aseguren que todas las personas tengan acceso a una alimentación saludable, reduzcan las pérdidas y el desperdicio alimentario, y promuevan la mitigación del cambio climático y la defensa de la biodiversidad.

Es importante destacar que el Pacto se da entre ciudades porque actualmente los centros urbanos agrupan a más de la mitad de la población mundial, una cifra que sin duda aumentará año tras año debido a los procesos de urbanización. Así, las ciudades de todo el mundo se preguntan qué acciones pueden emprender en materia de alimentación a través de la revisión de sus políticas y planes, y de la promoción de nuevas iniciativas.

Para desarrollar un sistema agroalimentario sostenible es imprescindible trabajar desde una visión global y transversal de la alimentación. Las acciones que emprendan las administraciones, por tanto, deberán involucrar a todos los agentes de la cadena alimentaria: producción, distribución, transformación y comercialización de alimentos. Siguiendo esta línea, el Pacto de Milán propone un Marco Estratégico de Acción, que cada ciudad puede adaptar a su contexto. Uno de sus puntos centrales es la defensa de los agricultores y agricultoras locales, aspecto que propone trabajar desde el aumento de la producción urbana y periurbana de carácter agroecológico, y desde el fomento de los circuitos cortos de comercialización. También recoge la necesidad de promover la distribución y transformación alimentaria local y de bajo impacto ambiental, la promoción de los comercios de proximidad y los mercados locales, y de la sensibilización ciudadana en materia agroalimentaria. Todos estos puntos, además, deben enmarcarse dentro de la equidad social y la dignidad laboral y que se generen y se revisen desde procesos de gobernanza compartida.

A todos los efectos, buena parte del Marco de Acción del Pacto de Milán, también se encuentra apoyado por otras Estrategias y Planes que sirven de guía a las Administraciones locales del Área Metropolitana de Barcelona. Destacan el Plan Estratégico de la Alimentación de Cataluña y la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana de Barcelona.

El Pacto de Milán, más allá de ser un marco protocolario internacional, es también un espacio de encuentro y reflexión conjunta de todos los centros urbanos que han emprendido acciones de fomento de modelos agroalimentarios saludables y sostenibles. Cada año, una de sus ciudades firmante, se convierte en la Capital Mundial de Alimentación Sostenible. La ciudad escogida se convierte en un centro donde se lleva a cabo el Foro del Pacto y donde, además, se promueven acciones e iniciativas que trabajen en el marco de la alimentación saludable y sostenible. Este año, Barcelona es la Capital Mundial de la Alimentación Sostenible y, como tal, acogió el 7º Foro del Pacto de Milán. Éste, que tuvo lugar entre el 19 y el 21 de octubre, fue un espacio de encuentro y reflexión conjunta sobre la relación entre el sistema agroalimentario, la alimentación urbana y la emergencia climática. También en este marco se ha impulsado el Barcelona Challenge on Good Food and Climate, que cuenta con un Toolkit innovador para calcular el impacto en términos de reducción de la emisión de gases de efecto invernadero que tienen las políticas alimentarias de los municipios .

Los seis ejes de Espigoladors por la alimentación saludable y sostenible

En el contexto de la celebración de la Capitalidad de la Alimentación Sostenible de Barcelona, ​​desde la Fundación Espigoladors queremos reivindicar nuestra labor de reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario y de fomento de la alimentación saludable, que tantos puntos en común tiene con las nuevas líneas de trabajo que la ciudad ha puesto en marcha.

Por eso hemos establecido seis ejes o puntos que, para nosotros, definen la alimentación saludable y sostenible. Éstos se encuentran siempre presentes en todas las acciones que realizamos, y trabajan en la misma línea que el Pacto de Milán:

  1. Reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario a través del fomento de la cultura del aprovechamiento en todos los eslabones de la cadena alimentaria. Queremos reducir los impactos ambientales y social tan severos asociados a esta problemática.
  2. Dignificación del campesinado local y recuperación del valor de los alimentos a través del acercamiento de las personas de la ciudad a los campos del sector primario. El espigueo es una herramienta de sensibilización de gran impacto que permite romper con la dicotomía campo-ciudad y que, además, puede convertirse en un altavoz de las reivindicaciones del sector primario local.
  3. Incremento del consumo de frutas y verduras locales y de temporada en los Servicios de Distribución de Alimentos para fomentar la equidad en el acceso a dietas saludables, equilibradas y sostenibles.
  4. Fomento del consumo de productos de temporada y de proximidad, y promoción de su accesibilidad al conjunto de la población. Queremos romper con el paradigma de que la alimentación saludable es excluyente, y además queremos dar una salida comercial a las producciones del campesinado local.
  5. Transformación local de los alimentos con criterios de sostenibilidad y de justicia social a través de la Empresa de Inserción es im-perfect®.
  6. Promoción de la vertiente comunitaria de la alimentación. Queremos fomentar la cooperación entre todos los agentes de la cadena alimentaria y crear redes vecinales y comunitarias que pongan la alimentación en el centro y promuevan la participación activa de todos los colectivos. Sin duda, una de las comunidades que más promovemos es la de las espigadoras y espigadores.

El impacto que queremos promover desde Espigoladors no se agota en el corto plazo; queremos que también tenga un impacto a largo plazo que permita construir estos sistemas agroalimentarios resilientes de los que habla el Pacto de Milán. Por eso leemos la problemática de las pérdidas y el desperdicio alimentario, nuestro campo de acción principal, como una problemática originada por el modelo agroalimentario imperante y, en consecuencia, como una palanca de cambio de éste. Éste es un modelo globalizado, industrializado y mercantilizado que se aleja de cualquier paradigma de sostenibilidad ambiental y justicia social. La lucha por el aprovechamiento alimentario y la equidad en el acceso a dietas saludables y sostenibles es un campo de acción que cuenta con el apoyo de buena parte de los agentes de la cadena agroalimentaria, y que permite introducir cambios de forma progresiva que trabajen en la promoción de la soberanía alimentaria, un paradigma que busca también el Pacto de Milán.

Para seguir construyendo alternativas alimentarias y tener un mayor impacto, estamos seguras de que debemos hacerlo de la mano de las Administraciones. Por este motivo, celebramos la apuesta de Barcelona y el Área Metropolitana por la construcción de un modelo alimentario saludable y sostenible a través del Pacto de Milán y de la Capitalidad. Esperamos poder seguir tejiendo sinergias en el impulso de nuevos proyectos que tengan este impacto a largo plazo que tanto procuramos desde ambas partes.

El derecho a la alimentación saludable

Repasamos los aspectos clave de un derecho que aún no se cumple en el marco del Día Mundial de la Salud.

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Unimos fuerzas con el CETT-UB para fomentar el aprovechamiento alimentario y la alimentación sostenible

Establecer alianzas para combatir las pérdidas y el desperdicio de alimentos y para promover modelos alimentarios más sostenibles es uno de nuestros pilares como organización.

Unimos fuerzas con el CETT-UB para fomentar el aprovechamiento alimentario y la alimentación sostenible

Establecer alianzas para combatir las pérdidas y el desperdicio de alimentos y para promover modelos alimentarios más sostenibles es uno de nuestros pilares como organización.

En esa línea y con esa visión, hemos firmado un convenio de colaboración con el centro universitario de gastronomía y turismo CETT, adscrito a la Universidad de Barcelona. El objetivo del acuerdo es impulsar proyectos de prevención del desperdicio alimentario, así como actividades y acciones de sensibilización para fomentar dietas sostenibles y saludables entre la ciudadanía. Por otra parte, también se promoverá que el alumnado del CETT participe en nuestras actividades y que desarrolle estancias de prácticas en nuestro equipo.

El CETT-UB es el centro universitario de referencia de Turismo, Hotelería y Gastronomía y está adscrito a la Universidad de Barcelona.

Como una de las primeras colaboraciones, hemos recibido el asesoramiento del CETT, a nivel nutricional y gastronómico, en la elaboración de materiales de divulgación con el objetivo de promover el aprovechamiento alimentario en los hogares y hábitos de alimentación saludable. El resultado ha sido una colección de infografías impresas que hemos distribuido a varios puntos de distribución gratuita de alimentos del Área Metropolitana de Barcelona para fomentar el consumo de fruta y verdura entre las personas usuarias. Un proyecto que ha contado con el apoyo de la Diputación de Barcelona y que se enmarca, también, en nuestra lucha contra las situaciones de pobreza alimentaria.

Poner la alimentación en el centro es ahora más necesario que nunca. Para las personas, para el planeta.

Muestra de la algunas de las infografías diseñadas. El proyecto ha contado con el apoyo de la Diputación de Barcelona.

Proyectos Singulars de promoción de la economía social

La Fundación Espigoladors desarrolla un proyecto Singulars de diamización territorial para impulsar la economía social en seis demarcaciones catalanas, y reforzar el modelo del obrador es im-perfect®.

Proyectos Singulars de promoción de la economía social

El proyecto Singulars tiene por objetivo la generación de ocupación a través de la creación de nuevos proyectos empresariales y la abertura de nuevas líneas de negocio o mercado, en el marco de la economía social y cooperativa. Estos proyectos están promovidos por el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalitat, y financiados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Forman parte del Programa de Economía Social y trabajan complementariamente con los Ateneos Cooperativos.

La Fundación Espigoladors ha sido una de las entidades que durante este 2019-2020 ha recibido financiamiento para desarrollar un proyecto Singular. Se trata de un proyecto de dinamización territorial que pretende promocionar la economía social en seis demarcaciones catalanas: El objetivo general que persigue es el refuerzo del modelo de nuestro obrador es im-perfect®, centrado en los principios de la economía social, solidaria, verde y circular.

Los productos es im-perfect® tienen un alto valor añadido, tanto por lo que respecta a su componente social como por lo que respecta a su componente medioambiental. Son conservas vegetales elaboradas a partir de mermas y productos recuperados, frutas y verduras que el mercado alimentario no acepta causa de sus estándares de belleza y de sus políticas de precio. El obrador de la Fundación es, además, un espacio que ofrece oportunidades laborales a colectivos vulnerables.

A través del proyecto Singulars se abrirán nuevos mercados para nuestros productos en las seis demarcaciones citadas anteriormente. Para hacerlo, se propiciará la venta a distribuidores locales de cada zona que apuesten por el producto de proximidad y de la economía social. De esta manera se quiere promocionar el comercio local por sobre el flotante, en territorios amenazados por procesos de gentrificación. Asimismo, se establecerán sinergias con los agentes de la zona que tengan una actividad enmarcada en los principios de la economía social. Para hacer una mayor difusión de este modelo, se realizarán acciones de dinamización en los puntos de venta acompañadas de campañas de comunicación. Desde Espigoladors consideramos que la creación de esta red de entidades de la economía social en cada territorio es esencial para construir organizaciones fuertes y con impacto.

Para hacer llegar estos productos de la economía verde, social y circular a más personas, el proyecto Singulars también contempla la creación de una página web de la marca es im-perfect®. E esta manera, se conseguirá fortalecer aún más la marca y su modelo, y conseguiremos que llegue a nuevos territorios y merados.

En definitiva, es un proyecto que impulsará una marca pionera en el sector del aprovechamiento alimentario y que cuenta con un triple impacto: social, medioambiental y económico.

Si queréis conocer otros proyectos Singulars, haced clic en este enlace: http://aracoop.coop/

La agricultura radical, una propuesta de Murray Bookchin

La agricultura radical, una propuesta de Murray Bookchin

La agricultura es una representación cultural; un fenómeno social y cultural exclusivo de los humanos, o por lo menso eso afirmaba el pensador estadounidense Murray Bookchin (1921-2006). Bookchin fue el primer ideólogo de la teoría de la ecología social, un corriente filosófico y político que empezó a desarrollarse durante la década de los sesenta. Su fundamento teórico se basa en la percepción de los humanos como parte integral del sistema natural, que no deberían hallarse ni por encima ni por debajo de ningún otro de sus componentes. Todo lo contrario, deberían relacionarse con ellos y ellas siguiendo una ética de la complementariedad y la interdependencia. Aun así, teniendo en cuenta que el sistema politicosocial actual los ha llevado a la dominación tanto de la naturaleza como de los otros seres, la teoría de la ecología social lleva a la afirmación que los problemas medioambientales son fundamentalmente de naturaleza social y política.

Bookchin identificó el imperativo de crecimiento de la sociedad capitalista como un peligro para la supervivencia de los distintos ecosistemas. La propuesta práctica que realizó, consistía en la creación de pequeñas comunidades liberadas donde el poder recaiga en manos de una asamblea abierta, y donde no se puedan dar relaciones de dominación, que no considera inherentes a la naturaleza humana. Las diferentes agrupaciones de población vivirían en interdependencia, pero basarían sus intercambios en una ética de la reciprocidad muy diferente a la del modelo capitalista.

El año 1972, Bookchin publicó un ensayo titulado “Radical Agriculture”, donde relata la necesidad de cambiar nuestro sistema agrícola actual, i la estrecha relación que existe entre esta y el modelo de sociedad en el cual vivimos. Según el teórico norteamericano, “nuestra época agrícola contempla el cultivo de alimentos como un negocio que se tiene que llevar a cabo con el único propósito de generar beneficio en el marco de una economía de mercado”. El modelo actual, que no difiere de las otras actividades económicas industrializadas, cuenta con un formato impersonal de producción y usa productos fitosanitários para conseguir un nivel superior de productividad. El teórico también pone de relieve la relación existente entre los consumidores y los alimentos: cuando estos se consumen, están altamente modificados y desnaturalizados. Además, el modelo actual ha dividido a las personas entre consumidoras y productoras, hecho que las aleja de los ideales de intercooperación que tanto valor Bookchin.

Pero no ha sido hasta la llegada del capitalismo que la humanidad y la naturaleza han quedado tan alejadas, afirma el teórico. En otros momentos históricos, y actualmente en otros lugares del mundo basados en modelos de ordenamiento económico y social diferentes, se consideraba la tierra como un elemento inalienable, y el consumo de alimentos como un ritual social sagrado. La tierra era vista como la madre de la vida, y el suelo como un elemento vivo, por lo cual, en el momento de la cosecha, era necesaria la realización de rituales para pedir permiso e incluso disculpas para extraer alimentos. Pese a los elementos mitológicos con los que puedan contar estas visiones, la agricultura primaria era eminentemente ecológica.

Para revertir el modelo actual y volver a cultivar a través de un modelo ecológico, Bookchin ideó la teoría de la agricultura radical. “El objetivo es restituir el sentimiento comunitario: primeramente, reconociendo al suelo como un ecosistema, como una comunidad biótica; y en segundo lugar, entendiendo la agricultura como una actividad de una comunidad humana natural, una comunidad rural y cultural”. La agricultura dejará de entenderse desde el instrumentalismo: la tierra ya no se considerará un recurso natural, pasará a ser la casa de una multiplicidad de seres vivos, entre ellos los humanos.

Con esta nueva concepción de la agricultura, Bookchin considera que se acabará con la relación de dominación que rige el modelo capitalista porque los humanos formarán parte del conjunto de seres vivos bajo una condición de igualdad. Este hecho, dice el teórico, provocará que cada vez se acepte más la variedad, tanto por lo que respecta al mundo agrícola como por lo que respecta al mundo humano. De esta manera, se acabaría con los monocultivos, que Bookchin considera tan perjudiciales para el suelo.

En definitiva, Bookchin elabora una teoría filosófica con una salida práctica. Con el municipalismo en el punto de mira, cree firmemente que los cambios a nivel local pueden contribuir a cambiar un sistema global que atenta contra el medioambiente. El modelo de Espigoladors se alinea con esta visión de Bookchin: lucha para conseguir cambios locales para, a largo plazo, acabar con las pérdidas y el derroche alimentario.