#LeyDesperdicioAlimentario: ¿se está perdiendo la oportunidad de hacer una propuesta valiente y transformadora para hacer frente a este reto ambiental?

#LeyDesperdicioAlimentario: ¿se está perdiendo la oportunidad de hacer una propuesta valiente y transformadora para hacer frente a este reto ambiental?

El 7 de junio el Gobierno aprobó el Proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario. Una propuesta que no incluye muchas de las observaciones al texto abierto a consulta pública que las entidades y organizaciones expertas aportamos durante los meses de elaboración del anteproyecto de ley. La regulación del espigueo o la incoporación de mecanismos para la prevención de las pérdidas en el sector primario son algunas de nuestras reivindicaciones.

El pasado martes 7 de junio se aprobó en el Consejo de Ministros el proyecto de ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, antes de que sea sometido finalmente a tramitación parlamentaria.

Desde la Fundación Espigoladors celebramos la propuesta de Ley como muy necesaria para visibilizar y hacer frente a una problemática con graves implicaciones ambientales y sociales. No obstante, la consideramos poco ambiciosa ante el gran reto que, como sociedad, tenemos delante si realmente se quiere llegar al objetivo de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos por cápita mundial de cara el 2030, estipulado por las Naciones Unidas.

Durante los meses de elaboración del anteproyecto de ley, hemos mostrado nuestro posicionamiento y puntos de vista mediante observaciones al texto abierto a consulta pública y con la participación en espacios de debate junto con otras organizaciones e iniciativas del sector. Muchas de estas observaciones, sin embargo, no han sido incorporadas en la propuesta final, como ya hemos criticado distintas voces activistas.

En primer lugar, nos sorprende la poca presencia, en la propuesta legislativa, de mecanismos de prevención y cuantificación de las pérdidas alimentarias en el sector primario, a pesar de que este mismo concepto este incluido en el nombre de la Ley. Así, no parece contemplado que la administración cuantifique o investigue sobre estas pérdidas. Creemos que es fundamental conocer qué pasa en este primer eslabón de la cadena y establecer mecanismos de prevención.

En este contexto, reivindicamos que la nueva ley incluya la regulación del espigueo o la rebusca, actividad que desarrollamos en distintas zonas agrícolas del territorio catalán para recuperar excedentes que, a pesar de ser totalmente comestibles, han quedado sin salida comercial —por cuestiones estéticas o por caídas de precios, entre otros motivos— y distribuirlos a entidades sociales que atienden personas con situaciones de precariedad alimentaria. Una actividad que, de forma pionera en toda Europa, quedó legalmente contemplada en la ley catalana de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentarios, aprobada en marzo de 2020.

Defendemos el espigueo no solo como actividad para aprovechar los excedentes y las pérdidas que se producen en el sector primario, si no como una herramienta muy potente para investigar y recoger datos sobre el terreno en relación con estas pérdidas, así como acercar a la ciudadanía al campo y sensibilizarla sobre esta problemática. El espigueo nos permite visibilizar la punta del iceberg de un sistema agroalimentario insostenible y que conduce a la precarización del campesinado. La regulación de esta actividad sería un gran paso para su impulso en otros puntos del territorio.   

Por otro lado, celebramos que se contemple como requisito que las empresas alimentarias trabajen en planes de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, pero queremos hacer hincapié en la necesidad de brindar apoyo económico y acompañamiento a las empresas —sobre todo pequeñas y medianas— para poder desarrollar e implementar estos planes. Por otro lado, remarcamos que esta prevención se debe dar a todos los eslabones de la cadena alimentaria, más allá de la restauración y del consumidor final, donde se suele poner el foco mediático.

Además, en relación con los planes de prevención, reivindicamos que es necesario que la Ley incluya mecanismos de vigilancia desde la administración para garantizar su cumplimiento y ejecución de forma adecuada por parte de las empresas. En este sentido, el nuevo texto rebaja las expectativas en las obligaciones de medición por parte de la administración y relega muchas de estas cuestiones a “buenas prácticas” o colaboraciones voluntarias.

Otro punto de la propuesta de ley que nos pone en alerta es que en la jerarquía de prioridades en la gestión de los excedentes alimentarios ocupe el primer lugar la donación, en vez de la prevención. A pesar de que desde Espigoladors practicamos la donación para dar una salida a los alimentos que recogemos mediante los espigueos en el campo, somos conscientes que ésta no es una solución a la problemática de las pérdidas y el desperdicio de alimento, y reivindicamos que el foco debe ponerse en acciones de prevención.

Finalmente, esperamos que la Ley suponga un impulso a proyectos y marcas alimentarias como es im-perfect®, empresa de inserción y transformación alimentaria de la Fundación Espigoladors, que apuestan por un modelo de producción sostenible y promueven la economía circular y social, mediante el aprovechamiento alimentario y la creación de nuevos yacimientos de empleo verde.

Ante esta situación, hacemos una llamada a los grupos políticos parlamentarios para que estén abiertos a escuchar las aportaciones y peticiones de organizaciones expertas y con trayectoria en la prevención y reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario. No se puede dejar escapar la oportunidad de hacer una ley valiente, acorde con los compromisos que ha adquirido el gobierno de cara este reto ambiental en el contexto de emergencia climática actual.

Estamos a tiempo.

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